El CEO de Big Shot, Greyson Blair, no puede creer que esté atrapado pasando las vacaciones en la nada manejando la venta de una mansión decrépita que nunca pidió heredar.
La casa es un desastre, los lugareños están locos y hay una camarera en el restaurante que finge ser francesa.
Allie Brooks es todo lo que él no es; cálida, divertida y vivaz. Y mantiene su brillo incluso cuando tiene tres trabajos para mantener a sus sobrinas huérfanas.
También es la única ayudante contratada en la ciudad, y Greyson nunca mezcla trabajo y placer.
Un vecino entrometido, una tubería reventada y un período a regañadientes como Santa Claus más tarde, comienza a preguntarse si esa regla en particular fue hecha para romperse. Para la mañana de Navidad, lo único que Greyson quiere desnudar y voltear... es a ella.
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